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Volver para radicalizar la democracia. Osvaldo Bayer*.

Hace poco, en una revista del exilio reproché a Alfonsín que se hubiera entrevistado con el cardenal Aramburu y los secretarios de las tres FFAA (todos símbolos representativos de la macabra dictadura militar y del apoyo de la jerarquía eclesiástica a los métodos representativos). Mi reproche se completaba diciendo que, en cambio, a las madres de Plaza de Mayo no las había recibido. Semanas después, mi reproche quedaba invalidado porque a fines de noviembre el presidente electo recibió, por fin, a las madres. Invalidado, pero no tanto, ya que las recibió sin duda alguna porque en esas cuatro semanas se había trastocado toda la política argentina. ahora las bancadas peronistas estaban interesadísimas, de golpe, en los derechos humanos. Hasta Herminio Iglesias se erigió en fiscal del futuro gobierno radical en lo atinente a los desaparecidos. Alfonsín, que siempre se había opuesto a una comisión bicameral investigadora, anunció a las madres su intención de propiciarla. Claro, el gobierno radical no podía iniciar su período dejando sin quórum a las cámaras cuando se tratara el tema. Aunque el radicalismo ya tiene un antecedente trágico: en 1922 dejó sin quórum a Diputados cuando se trató la investigación de la masacre cometida contra los huelguistas patagónicos.

Todo esto tiene que ver también con el exilio. De los ocho ministros que componen el gabinete no hay ni siquiera un solo exiliado. Por más que el radicalismo tuvo en la figura de Hipólito Solari Yrigoyen un hombre ejemplar de la resistencia y en el exilio. Si recorremos los nombres de los ocho ministros y analizamos su actuación durante los ocho años de dictadura, vemos que se los puede clasificar desde colaboracionistas a complacientes con los represores, a lo máximo alguno se “borró” en ese período. Ninguno estuvo preso, ni le golpearon la puerta de noche ni firmó ningún escrito pidiendo por los perseguidos. Por supuesto, las madres de Plaza de Mayo no vieron a ninguno de ellos –empezando por Alfonsín– acercárseles a darles una voz de aliento. Los radicales hubieran podido reivindicar la figura de su gran exiliado nombrándolo senador nacional por Chubut, restituyéndole el cargo que ostentó con tanta dignidad. Los resortes estaban dados, de la misma manera como en el Chaco se lo nombró a Bittel a pesar de que no había sido candidato a la Cámara Alta.

            Lo mismo ocurrió con la cultura. Los puestos de la cultura y la información no cuentan con ningún exiliado consecuente. Salvo honrosas excepciones de hombres que se comportaron con dignidad –como Gorostiza, Brandoni y otros pocos– esos cargos se dieron a reconocidos camaleones que o fueron funcionarios integrales de la dictadura o la apoyaron hasta que los militares comenzaron a desmoronarse. Fue el momento en que los camaleones comenzaron nuevamente a creer en el valor de la democracia.

Todo esto hace que los exiliados que regresaremos tendremos un solo compromiso: con la democracia. Esto significa que, si el gobierno radical ha contraído compromisos antidemocráticos con los generales de la muerte, con la jerarquía eclesiástica o con los representantes del sector que se enriqueció con los negociados martinezdehocistas, allí tendremos que estar nosotros con nuestra crítica y nuestro esclarecimiento. Recordemos que el partido radical con ser el más democrático de nuestros partidos no fue nunca un partido democrático. (Basta con mencionar desde sus masacres obreras a su repiquetear en las puertas de los cuarteles, su colaboracionismo con todas las dictaduras desde 1955 y su aceptación de ir a elecciones cuando otros partidos estaban prohibidos)

Tenemos que estar atentos: estos gobiernos entre liberal-burgueses y socialdemócratas, luego de la euforia inicial, a los dos meses comienzan a moverse lentamente hacia la derecha, léase Miterrand, léase Felipe González, léase Papandreu. Los exiliados siempre vamos a ser mal vistos por un gobierno de colaboracionistas e indiferentes. Pero eso sí, apoyemos claramente cada acto en que Alfonsín nos dé sorpresas y destruya nuestras desconfianzas. Si a la democracia verdadera la construyen ellos, mejor. En este caso ayudémoslos radicalizándonos, pero en el verdadero sentido de la palabra.   

*Revista Resumen Latinoamericano, Madrid, N° 100, edición especial, diciembre de 1983.


Acerca de 27 de octubre

Una revista para pensar en la coyuntura electoral los posibles comunes. Una cuenta regresiva hasta la elección. Cada día una nota escrita por amigues diferentes. En cada nota el pensamiento como potencia de lo presente. Y un punto de llegada: fuerza de rebelión y de fiesta para no quedarnos solo con lo que hay.

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