Poemas para no ir a trabajar (selección)

Episodio XLII

Huelga general

Según lo programado, la alarma suena:
salvo que hoy se la puede cachetear,
aprovechar el silencio onírico
afuera reinante, seguir con el sueño.

Cuando la luz se cuele y tiña
de rojo los párpados, o el cuerpo
habitual no resista más descanso,
quedarse, remolonear entre las sábanas
sin tocar el teléfono,
sin prender las noticias,
sin apurar el mate.

Nadie se baña dos veces,
en la misma ducha:
no mirarse en el espejo,
meterse bajo el agua
con los ojos cerrados y dejar
correr las imágenes
y escurrirse jabonosos
los restos de rutina.
Una limpieza para lo excepcional.

La jornada de lucha requiere
nutrientes, alimentos a conciencia,
masticar cuantas veces haga falta,
darse tiempo a digerir.

Recién salir a la calle vacía,
a ver qué hay abierto en el paisaje
sin transporte: persianas bajas,
pocas personas andan, alguien pavea
en la esquina, dos charlan vereda a vereda,
emergen de una ventana murmullos
histéricos de la tele, disparos
del escape de un remís
que hace diferencia con carneros,
chantajeados, cuentapropistas.

El ritmo es otro, sin apuro y sin cansancio.
Qué belleza pasearse por el día liberado,
disfrutar el paréntesis edénico
de no tener
que hacer nada.
O hacer lo que deseás.
Experimentar en carne propia
cómo puede ser todo diferente:
se desencadenan las ideas,
se imaginan otros tiempos,
sostener día a día la excepción,
convivir en un mundo sin patrones.

Llamado a la solidaridad

Fui a dar sangre, un gesto
para alguien que necesita gestos,
y sangre para el banco de flujos.
Pude dormir otro poco, recordar
el sueño, más lento el desayuno.
A media mañana caí calmo.

El viciado sistema de salud
prohíbe comprar o vender sangre,
y qué gratificante hacer las cosas gratis,
arremangarse por gusto.

Completé el formulario inquisidor.
Y en un consultorio de confianza,
control de presión, normal,
una doctora pincha un dedo,
y repregunta las intimidades:
¿Tatuajes, piercing? ¿Cirugías, drogas…?
¿Pareja estable, sexo con riesgo?
Respondí de todo como corresponde.

La enfermera leyó las venas,
frotó el alcohol y perforó suave la piel.
Pidió que apriete una pelota
invisible de goma en mi mano
y vi fluir en la manguera la fuerza vital,
como una mecha verde hacia la flor,
llenar una bolsa sin fines de lucro.

Un algodón en el punto rojo.
Confidencial, juré todo cierto.
Me dieron las gracias, café, alfajor,
y el día libre.

No trabajar por amor

Quedémonos de sábanas:
nos echamos otro sueño.
Dejo el traje de robot en el armario,
móvil sin carga, reloj en penitencia,
del almanaque rescato la foto:
una ventana por donde fugarse,
a seguir el curso de un arroyo,
sentarnos en un tronco y estudiar
las boludeces que hacen las aves,
más detalle, los diseños de los bichos,
ni hormigas ni mosquitos (remiten al laburo),
mejor los fractales de la luz
en las hojas y las ramas,
flores entre unos yuyos
que acaricia el viento,
callados, mirarnos a los ojos,
y para adentro, pasar
todo el precioso día en bolas,
dándoles gracias a nuestros cuerpos,
queriéndonos a cuatro manos,
y en dos lenguas,
comer despacio,
dormir siesta, leer,
y escribirte
algo que respire en las pausas.


Relación de dependencia

Hola, ¿derechos humanos?
Recursos, perdón.
Pertenezco a la compañía.
Me tienen secuestrado.
Me confunden con alguien más.
Quieren plata, obvio, cifras irracionales.
Yo temo por la vida
y para ustedes son chirolas.

Nada de Estocolmo. Me durmieron
y desperté en esta pesadilla.
Preguntan datos que no veo el sentido.
Preferiría no hacerlo.
Son lentas las horas bajo esta capucha
acosado por voces, sonidos, olores,
que no reconozco.
Quiero que me liberen.
Quiero estar en casa.

Siempre hice lo esperado,
dentro del convenio,
falté poco, y más de una vez
me quedé fuera de hora.
Paguen, por favor.

* Escritor, fotógrafo de estenopeicas. Organizó experiencias como GraFiTi –escritor de la calle, Ñusléter -24hs. De literatura, Alfabeto poético, Cámara Flashera, entre otras. Publicó Épica chusma (2007), Lengua extranjera, Escritos de la calle (con el equipo de GraFiTi, 2017), Aberraciones por amor (cuentos, 2018) y publicó textos en compilaciones, como Mirate ésta (2011), Pasiones políticas (Red Editorial, 2013), entre otras.

Selección de poemas del libro Poemas para no ir a trabajar (La Libre, 2018), se leccionadas por su autor para Revista Ignorantes.

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