Biografía
Karl Kraus (1874-1936), personaje que ciertamente nunca pasa de moda, y este dato, el de su permanente vigencia, ante todo sorprende por tratarse de un escritor que dedicó la mayor parte de su vida y su obra a la labor periodística, una labor de por sí coyuntural, atenida a lo efímero. Pero la sorpresa se disipa apenas uno se adentra en el intrincado y apasionante mundo de este personaje, mezcla de intelectual comprometido, actor fracasado, periodista malhumorado y ciudadano protestón. Además, su singular tarea consistió no tanto en llevar la crónica de las luces y sombras de su tiempo, como es propio del periodismo, sino más precisamente en perseguir, cual verdadero perro de presa, al ámbito periodístico en sí, lo que lo transformó en un referente de la crítica cultural contemporánea. En efecto, Kraus fue, a su modo, uno de los fundadores de una ya rancia tradición entre los intelectuales y artistas austriacos, a saber: “ensuciar el propio nido”. Con frustradas vocaciones jurídica e histriónica en sus espaldas (aunque esta última hallaría plena cabida en sus célebres recitaciones y lecturas públicas, que incluían de lo más granado de Shakespeare a rabiosas conferencias sobre la actualidad), finalmente se hizo periodista para denunciar y perseguir a los periodistas y a los formadores de “opinión pública” en general. Con la devoción propia de un obsesivo (en su lugar y su época la etiqueta seguramente hubiese sido la de “neurótico”), buscó crear y consolidar un espacio contrahegemónico dentro del conflictivo y colosal Imperio Austro-Húngaro, en abierta lucha contra la prensa liberal austriaca, liderada entonces por la Neue Freie Presse y su director Moriz Benedikt. Y desde el corazón de ese imperio en vías de extinción, desde la Viena decadente y gloriosa de los valses empalagosos y el antisemitismo en cierne, el ciudadano Karl Kraus, tan judío y tan vienés, aunque judío renegado y vienés por adopción, instaló un cuartel general contra esa mentira organizada y provechosa que un eufemismo republicanoide y bienpensante antaño denominara “cuarto poder”, y que a sus ojos no hacía más que vender las nuevas baratijas de la vida moderna: las noticias políticas, los reportes bélicos, la Kulturindustrie, el turismo. Además de dictar largas conferencias y recitar teatro y poesía, Kraus compuso dramas, colecciones de aforismos, monografías y ensayos. Pero no cabe duda sobre cuál fue su opus magnum: la revista “La antorcha” (Die Fackel), que a la sazón devino una extensión de su ser, una especie de prótesis mucho más incómoda para su entorno que para el propio dueño. El director y autor exclusivo de la revista sabía capitalizar muy bien las ocasiones en las que convenía callar o hablar, manteniendo a sus lectores intrigados respecto del oportuno pronunciamiento… Desde ese bastión de papel Kraus persiguió con una tenacidad rayana en la obsesión patológica a su adversario, el periodismo (en aquellos tiempos limitado a la prensa escrita), que en definitiva no era sino la opinión pública misma. Su objetivo mínimo y concreto, la pieza probatoria clave en esa larga trayectoria como detective antiperiodístico, fue el lugar común, la idea trillada, la frase hecha. Para Kraus, por otra parte, la “Gran Guerra” fue un repugnante producto comercial, una patética y gigantesca mercancía concebida por la oligofrenia de los políticos y pergeñada por la malicia de los periodistas. De aquí que en sus obras abunden referencias y alusiones a las conflagraciones bélicas, y de aquí, también, que se lo suela recordar como una Casandra austrohúngara y como un visionario; “fue Kraus el único que, de principio a fin y en cada uno de sus detalles, combatió la Primera Guerra Mundial, en que los vencedores eran glorificados por todas partes”, declaró oportunamente Canetti.
Marcelo G. Burello (selección, traducción y epílogo): Ensayista. Doctor en Letras en la Universidad de Buenos Aires, Graduado en Realización Cinematográfica (INCAA), con apoyo del Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD). Es profesor en las Facultades de Filosofía y Letras (Literatura Alemana) y Ciencias Sociales (Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo) de la Universidad de Buenos Aires, investigador y profesor de posgrado (UBA). Como editor y traductor, compiló volúmenes de Richard Wagner, Franz Rosenzweig, Karl Kraus, Walter Benjamin, Slavoj Žižek, entre otros. Es autor de Panorama de la Literatura Alemana Contemporánea (2009), Autonomía del arte y autonomía estética. Una genealogía (2012), Gilgamesh, o del origen del arte (2013), Habermas. Una introducción (2013), Más máscaras (2015), Liturgia privada (2015).