Wittgenstein, Samuel Cabanchik

El aspecto más destacable de la manera en que Wittgenstein practicó la filosofía, es la autenticidad y libertad con la que lo hizo. La filosofía no era para él un oficio, detestaba la burocratización profesoral y los dogmatismos de escuela. Su única fidelidad era para con lo que en cada momento de su vida consideró filosóficamente correcto. Esta fidelidad lo llevó a revisiones radicales y continuidades profundas, cuyos efectos de enseñanza dieron lugar a diversas influencias, marcando el derrotero de la filosofía en el siglo XX.El recorrido iniciado por su obra continúa hacia nuevos horizontes, a partir de esta parada en la “estación Wittgenstein”. Cada quien, como conviene a la filosofía, determinará su propia estrategia, celebrando el compromiso ético que entraña el filosofar. Así podrá trazar el mapa de su paciente viaje, que al final, como en el texto de Borges, mostrará el laberinto de su propia cara

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