“en defensa de nuestra soberanía cultural”

Episodio CXXVIII

Entrevista a Fernando Krichmar*

 

De cara al Festival, nos interesa saber a qué llaman «soberanía cultura» y, en particular, si consideran que ésta mantiene una relación estructural con el Estado o si identifican una zona más difusa, en proceso, que no necesariamente encuentra su traducción estatal.

Es de gran complejidad esta pregunta. Cultura viene del latín (coles, colere) y quiere decir “cultivar” y, en ese sentido podríamos decir que es función del Estado, tomándolo ingenuamente como árbitro de una sociedad, pero todos sabemos que el Estado es un lugar donde también se juega la lucha de clases (en un extremo Lenin decía que es el instrumento de opresión de una clase sobre otra). Nosotros cuando logramos peleando en la calle que se sacara la VIA DIGITAL, que fue la primera asignación para películas documentales de bajo presupuesto, donde las mismas asociaciones poníamos los jurados, lo que le daba una transparencia que el INCA nunca había tenido, ya que todos los documentalistas participaban de alguno; nosotros hablábamos desde ese espacio del cine o el documental como “razón de Estado” o “cuestión de Estado”, lo que es medio confuso. Sobre todo, porque si vemos la historia del documental, en Argentina fue sobre todo contracultural. Fernando Birri hizo su obra en contra del poder establecido y de la industria del cine, Raymundo Gleyzer ni hablar (y después desaparecido), Quique Juárez desaparecido, al ‘Tigre’ Cedrón lo mataron en París, o sea que fue un sector que sufrió mucho el terrorismo de Estado.

Para nosotros la soberanía tiene que ver con una cultura que exprese una mirada diversa, con perspectiva de género, federal, ligada a una mirada propia, hecha con libertad por creadores del país, fomentada por el Estado en contra de los monopolios y el discurso único que se da muchas veces a partir del crecimiento de las empresas trasnacionales y lo que son ahora las gigantescas plataformas de streaming. Del mismo modo que te podría decir que hay gente peleando por la soberanía alimentaria y que el país no dependa de diez empresas, muchas de ellas multinacionales, para la alimentación de su población.

 

¿Cuál es el eje del conflicto actual y hasta qué punto lo que comienza con un reclamo bien concreto habilita un planteo más amplio?

El primer punto de conflicto fue la caducidad de las asignaciones específicas, que fue algo muy pensado en la reforma impositiva de 2017, que algunos dicen que se les pasó, pero la realidad es que la votó todo el mundo menos el pequeño bloque del Frente de Izquierda –aunque digan que se les pasó en el medio de una ley muy grande. Ahora bien, el análisis que hizo la Fundación Fiel el mismo mes que ganó el macrismo ya decían que este tipo de cosas eran inconcebibles, que había que sacarlas, que no se podía cobrar un impuesto al “pobre tipo que va al cine”, que va a ver otra película y con eso se financia el cine nacional… Nosotros pensamos todo lo contrario. Por otra parte, la caducidad de las asignaciones específicas no implica la caducidad del impuesto, se le va a seguir cobrado el 10% al tipo que va al cine, pero eso va a ir directamente a Economía. El eje principal es ese porque no solo afecta al cine, sino también a otras áreas como al Instituto del Teatro, el Instituto de la Música, las Bibliotecas Populares, el FOMECA que fomenta los medios alternativos de comunicación. Por supuesto que habilita después muchas otras cosas. La primera, por ejemplo, fue preguntarse por qué las plataformas de streaming, por ejemplo, Netflix que tiene más de 6 millones de usuarios y no tributa un mango. ¿Cómo hacemos para que todo aquel que lucra con la cultura en nuestro país aporte a la cultura que necesita ser fomentada para existir?, ya que Netflix solo va a promover cosas vendibles, con su mirada y comisarios políticos.

Nosotros queremos propender a miradas diversas en el cine o en el teatro. Además, si se fomenta, por ejemplo, el teatro independiente eso puede generar que Buenos Aires, Córdoba y Rosario se transformen en polos de atracción, de turismo y movimiento económico por otros lados. O sea que no se trata solo de una cuestión cultural o incluso de los miles de puestos de trabajo que genera, sino que aporta en relación a la pregunta anterior, al debate sobre qué es la soberanía cultural para qué sirve la cultura y los hechos culturales.

 

Más allá de la violencia y la torpeza (y hasta vulgaridad) con que algunos sectores políticos y mediáticos atacaron al colectivo que encabezó el reclamo, como ocurre cada vez que se habla de subsidios cuyos destinatarios no son las grandes empresas y monopolios que, a su vez, suelen sostener a esos políticos y medios de comunicación, ¿considerás que la ley existente -la que no se estaría cumpliendo- satisface la idea de soberanía cultural que intentan bosquejar, por ejemplo, con la convocatoria al festival? Porque da la impresión que desde sectores y espacios que nos resultan afines, vivimos a la defensiva, pidiendo simplemente el cumplimiento de una ley… lo que, claro, no puede ser más que justo; pero ¿no te parece que nos bajaron el piso de discusión? Pienso, por ejemplo, en el programa de Gilberto Gil como ministro de cultura de Lula, «Pontos de Cultura»… como para tomar un ejemplo cercano que nos pondría a la ofensiva, por decirlo de alguna manera.

No hay mejor defensa que un buen ataque, como decía algún técnico. Otros dicen que los equipos se arman desde atrás. La ley argentina de cine es interesante y ojalá se cumpliera, pero nunca se cumplió. Recién el macrismo en un año y medio de gobierno la tuvo que aplicar hasta que se avivó que podía cagarse en eso y en este país no pasaba nada. Pero en general es la justicia la que decide por el cumplimiento de las leyes. La mayor parte de los que han pasado por el Instituto han sido un desastre, incluido Puenzo. Pero creo que con esa ley bien aplicada, con un consejo asesor que funcione, con una asamblea federal que represente a las bases de las provincias, con una política cultural activa… No sé si Gilberto Gil es más o menos que Bauer, pero al menos en algún punto son dos artistas populares. Igualmente, eso funciona con las bases movilizadas y haciendo propuestas, por eso decía que hay que combinar defensa y ataque. Y qué sería la ofensiva… que además de producir, eso se vea, que estén los monopolios obligados a pasar las cosas que hacemos, haya puntos donde se pasan, haya educación del público para contrarrestar a los burros e hijos de puta de los medios empresariales que dicen cosas como dijo el otro día Majul: “¿quién banca películas como El silencio es un cuerpo que cae, La larga noche de Francisco Sanctis y El motoarrebatador?”. Se cagaban de risa porque son tres películas tremendas con un montón de premios, incluso El motoarrebatador, película tucumana, reventó taquilla en Tucumán.

En definitiva, hay que tener una política muy activa del Estado y por fuera del Estado para que todas esas películas la gente las pueda ver.     

 

En la convocatoria es interesante la aparición del teatro, la música, lo editorial, junto al cine, mostrando cierta articulación. ¿Se parece más a una intersindical o a una suerte de transversalidad que expresa otro tipo de movilización que involucre, por ejemplo, a una parte de la sociedad atenta a las artes y a la cultura?

Como decía Engels en Dialéctica de la naturaleza, el capitalismo fue separando los saberes; él hablaba del hombre del renacimiento que era arquitecto, fabricante de armas, pintor, escultor, anatomista (pensando en Leonardo, etc.)… y ahora están más segmentadas las especialidades. Pero no es casual que el que inició todo este movimiento sea el cine porque el cine es una conjunción de artes en sí mismo; el cine necesita de la música, necesita de la actuación, necesita de las artes plásticas, de la escenografía, de la iluminación, de cuestiones incluso industriales o relacionadas con tecnología, etc. En ese sentido no es casual que “unidos por el cine” se haya convertido en “unidos por la cultura” en la medida en que otras áreas vieron que este eje de las asignaciones específicas también las afectaba. Y ojalá que haya un encontrarse con ese público o ese consumidor de arte de este país y se dé ahí una empatía y un crecimiento de todo este movimiento. En general es un público fiel, que se entera, que colabora, que se suma… hay mucha gente que tiene que ver con esa parte de la sociedad atenta a las artes y la cultura.

***

* Cineasta documentalista, fundó la red de contrainformación audiovisual Raymundo Gleyzer, formó parte del colectivo Argentina Arde. Es coordinador del Taller de Televisión alternativa de la carrera de Periodismo de Investigación en la Universidad Popular Madres de la Plaza de Mayo, y del Seminario de Realización en video de la Secretaría de Cultura de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad de Buenos Aires. Fue asesor y profesor en la Especialización en Dirección en la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños. Egresó de la carrera de Psicología en la década del ’80 y posteriormente se dedicó a la Psicología Social, la psicoterapia de grupo y el psicodrama. Filmó Hermanados con la muerte (1994), Tarjeta roja (1995), Parar y cortar (1995), L’Hachumyajay (1996), Ismael (1997), La resistencia (1998), Diablo, familia y propiedad (2000), De Marquetalia a Bogotá FARC Vencerá (2000), Las Madres de la Plaza de Mayo en la rebelión popular de diciembre (2001), Seré millones (2013), El camino de Santiago: periodismo, cine y revolución (2013).

 

Convocatoria en defensa de nuestra soberanía cultural

Convocamos al público, a les artistas, comunicadores y creadores a participar del Gran Festival en defensa de nuestra soberanía cultural!   🎭 Este próximo 28 de abril, frente al Congreso de la Nación y en distintos puntos de nuestro país artistas de las artes escénicas y musicales harán despliegue de sus obras para pedir a los legisladores que se sancione la ley de prórroga a los impuestos que de forma específica nutren los Fondos de Fomentos a los Institutos de Cine, Teatro, Música, a la CONABIP, los programas de medios alternativos y a la Defensoria del Publico 🎶 Gracias por difundir y participar!

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